Después de mucha
expectativa, se estrenó en México la nueva película de Dragon Ball Z; misma que
venía con un bagaje abrumador: se trataba del regreso oficial de Akira Toriyama
al mando de la obra (en La Batalla de los Dioses casi no tuvo participación), se
prometía un cambio con respecto a la anterior entrega, el tema central es el
regreso de uno de los villanos más emblemáticos y se iba a explorar un nuevo
nivel de poder para Goku y Vegeta. ¿El producto final cumplió con lo
prometido? Más o menos.
La cinta nos presenta
al último reducto de las fuerzas de Freezer, quienes ya no pueden mantener el
control en los planetas conquistados en su época de mayor esplendor, por lo que
Sorbet, el actual líder, tiene como meta traer de regreso al glorioso emperador
galáctico con la ayuda de las Esferas del Dragón; quien al verse de nueva
cuenta en el mundo de los vivos decide buscar venganza en contra de Goku,
entrenando previamente para elevar su nivel de poder y no caer de nueva cuenta
a manos del saiyajin; el cual también se encuentra desarrollando sus
habilidades (junto con Vegeta), bajo la instrucción de Wiss.
Si bien la obra nunca
se aleja de dicho estatuto, no acaba de cuajar totalmente, pues aunque el
villano reitera durante todo el tiempo que estamos viendo su venganza; no se establece como esa fuerza abrumadora que
pudimos ver en la serie original, donde tuvo en jaque a los
héroes en más de una ocasión. Aquí, a pesar de contar con una nueva
transformación, se nos deja en claro que en cualquier momento pudo ser derrotado;
por lo que como antagonista queda muy reducido.
Asimismo, hablando de
transformaciones, debido a la duración de la película, estás no son explicadas
a detalle; sí, vemos al Freezer dorado y a los saiyajines azules, pero al no
saber cómo es que adquirieron ese poder o lo que significan dentro de la
mitología de Dragon Ball, pasan a ser meros cambios estéticos anecdóticos; bien
se pudo haber presentado la forma final de Freezer tradicional y el Super
Saiyajin clásico y el resultado hubiera sido el mismo.
Ahora bien, ¿qué hay
del humor y la acción? El punto polémico de la anterior película. El primero se mantiene e incluso se siente forzado
en más de una ocasión, sobretodo porque rompe con la tensión
del combate, lo que puede frustrar a los amantes de la batallas; podemos decir
que La Batalla de los Dioses lo integró de mejor manera, haciendo una
reminiscencia a la primer saga de Dragon Ball. En la Resurrección de Freezer no
pasa eso.
En cuanto a la
acción, si bien está aumentó; en su mayoría, la película peca de narrativa,
por lo que si no eres un fan acérrimo de Goku, en muy probable que te llegues a
aburrir en un punto y pidas que los personajes dejen de hablar y se rompan la
cara (nota a los fans del anime: es algo similar a lo que se vio con la Overtura
del Cielo de Saint Seiya, donde el ritmo a veces era muy lento).
La verdad esta bien chila, la quiero ver otra vez
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